Toda vez que se habla de “bloqueo mediático”, sin detenerse a denunciar su carácter de agresión sistemática en lo individual y en lo colectivo, se corre el peligro de hacer el juego a una trampa ideológica que nos hace acostumbrarnos a aceptarlo como un inquilino obligado... al fin y al cabo “el cuerpo a todo se acostumbra”. Debajo de las formas del “bloqueo mediático” pueden acurrucarse las más extravagantes perversiones y negligencias (de izquierdas reformistas y derechas tutti fruti, de las sectas y las burocracias) para navegar rentablemente en el río revuelto de una ignorancia prefabricada por pedido de los patrones y las oligarquías. Ya hasta hay fórmulas pontificias que muchos toman y repiten como evangelio del desparpajo: “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”... dicen por ejemplo. Uno no pude resignarse.
No hay episodio del “bloqueo mediático” burgués que no sea parte de una guerra abierta y de una guerra de símbolos para esclavizar conciencias. Especialmente las conciencias de los trabajadores, los obreros, los campesinos, los estudiantes... El bloqueo mediático, con sus formas camaleónicas, tiene tareas preparatorias, actuales o futuras, donde se suscitan los anecdotarios más floridos de la violencia psíquica, la tortura psicológica, el asesinato de la verdad o la calumnia como “pan nuestro de cada día...” Denunciar el “bloqueo mediático” se ha vuelto frase obligada de todo diagnóstico –a veces frase hueca al paso- tras la cual algunos olvidan fácilmente que se trata de un escándalo, de una ofensiva descarada y descarnada que se especializa en infectar la realidad y la conciencia con los venenos más sofisticados de la alienación capitalista. Eso debe ser denunciado, también, en los foros internacionales. ONU, UNESCO, OEA... Es un problema de seguridad nacional, es un problema de integridad emocional, de fortaleza política... de libertad de expresión. Nada menos.
No hay “bloqueos mediáticos” asexuados... quien se presta a suprimir, tergiversar, violentar o maquillar la realidad misma, que bajo el capitalismo reina impúdicamente en forma de explotación, barbarie y miseria –por ejemplo-, empina su ser al servicio de uno de los atentados más devastadores de la vida social. Hay escuelas donde eso se enseña con obscenidad prodigiosa y creativa. Uno ya sabe qué clase de tropelías puede financiar la burguesía para salirse con la suya cuando arremete contra la conciencia de la clase trabajadora... hay de todo en la viña de los señores patrones. La cosa puede ir desde la desaparición de tirajes completos de cualquier diario (como ha sucedido con el periódico la Jornada de México denunciado incansablemente por Julio Hernández), la prohibición –abierta o soterrada- de transmisiones televisivas (como pasa con TeleSur de Venezuela en varios países), la supersesión sistemática de expresiones sociales (como en Valencia donde las “autoridades” han mandado silenciar con pintura gris los muros de la libertad nacidos de la dignidad rebelde o las golpizas pagadas por el nazi fascismo floreciente en España a la sombra de los amos). Sólo ejemplos.
Inclúyase, también el método leguleyo para prohibir la venta de “libros malditos” (como pasa sistemáticamente contra la Fundación Federico Engels en no pocas Ferias de Libros donde se inventan formas mil para obstaculizar, irritar, provocar o suprimir la divulgación del pensamiento científico marxista). No olvidar, tampoco, la invención de calumnias sir rubor alguno, la propagación de rumores ideologizantes y desde luego el silencio proverbial del capitalismo frente a todo triunfo –no infrecuente- de la clase trabajadora. Algún día podremos elaborar el inventario, terrible como pocos, de los hechos concretos pagados por el capitalismo para desfigurar la Historia toda y, en particular, para esconder la historia, in-escondible, de su hundimiento inexorable.
Uno no puede (o debe) discutir el “bloqueo mediático” a solas ni en sectas. Se trata de una lucha internacional que requiere diagnóstico colectivo abierto, programa de acción de los trabajadores en todos sus espacios (especialmente de los trabajadores de los medios de comunicación) y acción directa a toda escala. Se trata de una Guerra Simbólica que la inteligencia socialista debe abrazar como un objeto de estudio para el combate permanente de sus estragos hasta en los territorios más sutiles de la subjetividad. Ser ingenuo (o hacerse el ingenuo) es suicida. Para eso urge, entre mil cosas, una Corriente Internacional de la Comunicación hacia el Socialismo. Urge abrir espacio para el debate, la denuncia y la divulgación en cada aula universitaria dedicada, directa o indirectamente, a estudiar la Comunicación Social. Urge que los profes incentiven la observación transformadora y el combate en sus alumnos, urge que los trabajadores impulsen talleres de estudio y lucha, urge que los funcionarios acicalen estrategias y organizaciones para intervenir públicamente contra el silencio tóxico de los “bloqueos mediáticos”. Urge organizarnos y urge expandir la lucha con espíritu de integración... internacionalista pues. Esto no es lucha de genios ni de ilustrados, esto es lucha de clases.
A los trabajadores sólo los salvan los trabajadores y en materia de lucha contra los “bloqueos mediáticos” no debemos sentarnos a esperar a que la “buena voluntad” de los reformistas -o de sus amos- nos hagan una caridad de producir la información que deberíamos producir con independencia política e independencia semántica... contra las migajas o propinas de información que nos ofertan a propósito de nuestras luchas, triunfos o fracasos. No necesitamos de sus espejos ni de sus intermediarios “informativos” para que nos digan quiénes somos o qué si, o qué no estamos capacitados para entender o para debatir. No necesitamos repetir el discurso del patrón.
Todo episodio cotidiano de “bloqueo mediático” es desafío que muestra (nos muestra) nuestras debilidades y nuestra falta de dirección organizada y en combate internacionalista. Nos deja desnudos y frágiles. Nos ofrece el panorama de nuestros faltantes y hace visible, con nitidez estremecedora, un campo de lucha al que llegamos con tardanza y con no poca ingenuidad o negligencia. Esta es una batalla trascendental y de primer orden en la que no estamos invirtiendo lo necesario, lo táctico ni lo estratégico más urgentes, entre otras cosas por desorganizados y por nuestra inmadurez de clase carente en mucho de un programa revolucionario de transición comunicacional contra la alienación. Urge una Corriente Internacional de la Comunicación hacia el Socialismo de todos. .Jugar a la victima, acostumbrarnos a serlo, repitiendo –por ejemplo- los estereotipos que inoculan muchas telenovelas, es imperdonable, no hay lugar para las autocomplacencias auque tengan máscara de auto-criticas. Por más saliva que se invierta en inventar excusas.
Silvio Rodríguez: el presente nos dice lo que falta por hacer

17 años transcurrieron desde el verano de 1990, cuando Silvio Rodríguez junto a otros trovadores iniciaron una expedición por los centros penitenciarios cubanos. “La cultura me ha hecho mejor persona, me ha permitido entenderme con los demás, querer a los demás y, por supuesto, que me quieran. En la medida en que eso se conciba en un ámbito tan especial como son las prisiones, me parece que vamos a ser un tilín mejores”. Con estas palabras, Silvio Rodríguez daba cuenta de las razones que lo movían a cumplir, al fin, el viejo proyecto de recorrer las prisiones de la Isla.
La gira que comenzó el 13 de enero, en la prisión de Boniato, en Santiago de Cuba, se extendió en su primera etapa hasta el 28 de enero, en la ciudad de Santa Clara y continuará a partir del 6 de marzo, por Ciudad de La Habana. Durante 15 días, cerca de 16 mil personas , compartieron los textos y las canciones de Silvio, Vicente Feliú, Amaury Pérez, Sexto Sentido y Alexis Díaz-Pimienta, como parte de una delegación que incluyó también a pintores, escritores y cineastas. Sentimientos, impresiones y miradas nuevas quedaron, entonces y por estos días, registrados en los recuerdos de reclusos y visitantes.
Viajamos entre la tormenta,
después de la explosión de Dios.
Cada relámpago nos muestra
fantasmagóricos de amor.
A cada paso se hunde el lodo,
salta un reptil, acechan diez.
Cada segundo es como el cobro
de lo que resultamos ser.
La intención es hacer reflexionar a estas personas recluidas por distintas razones, y ayudarles, por medio de la cultura, a mejorar como seres humanos. Ante la interrogante de La Jiribilla acerca de cómo fue la reacción del público, Silvio comentó: “El objetivo de la gira fue asumir como artistas cierta responsabilidad que tenemos con todos los ciudadanos de nuestro país, estén donde estén y sean quienes sean. En ese sentido creo que empezamos a cumplir con nuestra sociedad, con los reclusos y con nosotros mismos. Si esta gira sirve para que se continúe esta labor, sentiremos que habremos cumplido en mayor medida”.
Primero fuimos los heraldos
llevando buenas del Señor,
pero excedimos su mandato
cargando el peso del dolor.
Hoy somos ángeles caídos
junto al que fuimos a curar.
Temen que a nuestros propios hijos
les enseñemos a volar.
“Estamos aquí porque creemos en ustedes. Tenemos fe en el hombre y en la mujer, tenemos fe en los jóvenes, y nos sentimos igual que ustedes”, aseguró Silvio en uno de los conciertos que tenía como telón de fondo, la obra de Ernesto Rancaño que ilustra la portada de su disco Expedición.
Durante el intercambio que sostuvieron con los reclusos, se pudo constatar el movimiento cultural que se ha ido formando dentro de las prisiones. “Es muy amplio, afirmó el autor de 'La Era está pariendo un corazón', tanto que incluso nos ayudaron con su participación en todas las actividades”.
También como parte del proyecto, el escritor y periodista Reynaldo González, Premio Nacional de Literatura -con la cooperación del Instituto Cubano del Libro-, llevó unas 300 obras que abarca una selección de literatura universal, imprescindibles para la formación intelectual de quienes se interesen por la lectura sobre los más diversos temas.
El testimonio de esta expedición ha sido filmado por los jóvenes realizadores cubanos Lester Hamlet y Víctor Dennis, quienes editarán un documental que guarde la memoria de esta experiencia.
A bordo de esta expedición
va un loco, un albañil,
un nigromante, un ruiseñor
y un beso espadachín.
Nos falta un día, un niño, un don
para sobrevivir.
Durante la gira, los “expedicionarios” visitaron también lugares de gran trascendencia para la nación y aunque no era el propósito inicial, hubo un reencuentro con la historia patria. “Guantánamo nos recuerda que en Baracoa desembarcó Colón, rememoró el cantautor cubano, y que en Yateras está el zoológico de piedra de Ángel Íñigo. Santiago nos hace evocar la lucha insurreccional de Frank y Vilma. En Bayamo nos espera la sombra paternal de Céspedes. Holguín, Tunas, Camagüey y Ciego de Ávila los recorremos viendo sabanas e imaginando cargas de la caballería mambisa. En Santa Clara siempre nos espera el Che. Recorrer Cuba nos pone en contacto con su historia, pero también vemos el presente que nos dice lo que falta por hacer para honrar los sacrificios de nuestros próceres.
No es lo mismo revolución que ganancia
El 13 de Febrero del presente año varios artistas de la industria del entretenimiento firmaron una carta protestando contra una supuesta censura que impuso el gobierno de Chávez a la actuación del cantante español Alejandro Sanz en tierras venezolanas. Esta carta fue firmada por Ricky Martin, Penélope Cruz, David Beckham, maná, Joan Manuel Serrat, Joaquín Sabina, Fito Páez y otros. Firmar una carta es aceptar el contenido ineludible de su literalidad. Firmar una nota es solidarizarse hasta las últimas consecuencias con alguien, y de paso lanzar un serio reproche al causante principal de la redacción. La solidaridad de David Beckham con el cantante español Alejandro Sanz apreciado en la Miami de Posada Carriles es aceptable, porque el inglesito éste gana de paso popularidad con el mercado conservador de los Estados Unidos, donde lo ha llevado la decadencia de su futbol y la ambición por la cercanía que desea tener con el mundo del espectáculo, y la cienciologìa. Incluso puedo comprender la firma de Jennifer López quien cantó como antes lo hizo Marilyn Monroe en Vietnam, a las tropas de estadounidenses en Iraq.
Puedo perdonar la ingenuidad prolífica del grupo mexicano maná y de paso plagiador de Joan Manuel Serrat y de Silvio Rodríguez. Pero de Joan Manuel Serrat y de Joaquín Sabina no lo entiendo, no lo puedo comprender, me cuesta creer que hayan estampado su firma dándole la razón mediática con las consecuencias funestas que su aceptación general ocasionan, a un cantante de música alienante, dulzona, acaramelada de sin sentido y comercial como ellos bien lo saben. No discriminamos de ningún modo el derecho que da la democracia a cantar y hacer tonterías , pero el pueblo consumidor también tiene el derecho a desintoxicarse, y a no ceder a la alienación cultural en la que nos han postrado por tanto tiempo muchos héroes del entretenimiento , llámeseles actores y cantantes.
A Fito Páez lo entiendo porque hasta Joaquín Sabina sabe de su megalomanía que hizo fracasar una gira latinoamericana con dueto incluido por la pretensión insidiosa de imponerse a un Joaquín que le lleva diez mil leguas de distancia en música y composición literaria. Fito en un acto de soberbia, y de ignorancia manifestó que el presidente Chávez era un dictador anacrónico, pero a él se le tiene que explicar con la paciencia que requiere un párvulo, historia básica y rudimentaria acerca de que los dictadores latinoamericanos que han existido incluyendo a Francisco Franco para no dejar por fuera la abstracción iberoamericana como categoría transcontinental le servían en Bandeja de plata la soberanía económica y política a los Estados Unidos, circunstancia ajena a un presidente que junto a los demás países amigos del cono sur han impulsado una alternativa coherente contra la globalización liberal.
Una situación distinta a la de Páez y Sanz ha sucedido con Sean Pean el famoso actor estadounidense, ganador del Oscar por su actuación en la película río místico quien renunció con hidalguía a su trabajo como columnista en el San Francisco Chronicle porque no le gustó que el periódico calificara a Chávez como Dictador cuando mundialmente se sabe que fue elegido mediante el voto universal y secreto en varias elecciones por el pueblo de Venezuela, y agregó para condimentar su apología: “Ningún dictador pierde una elección”, aludiendo al “no” votado en Venezuela. Actores de Hollywood como Danny Glover, Harry Belafonte, Susan Sarandon y Kevin Spacey estadounidenses de profesión con sus visitas al Presidente Chávez, nos han hecho pensar como lo dice en una canción Serrat: Que “el Sur también existe” conscientes de la decadencia del mundo del norte que paradójicamente y peligrosamente se está apoderando del espacio cultural de la Europa milenaria. Claro está que para la lirica Chávez no es objeto de inspiración puesto que no tiene esa imagen dionisiaca, y sus palabras y sus discursos directos distan mucho de aquella retorica romántica planteada por aquellos héroes revolucionarios latinoamericanos creadores de las sintaxis por donde desfilaron los mejores sueños de la América latina, y que aun hoy se siguen robando el corazón del mundo. Pero lejos de esa visión idílica y romántica, el Chávez mulato venido de las sabanas y los llanos reiterados en los relatos de Rómulo Gallegos ha recuperado poco a poco la soberanía económica muestra de ello es el conflicto con la Exxon, y ha puesto a Venezuela a jugar un papel muy importante en la escena mundial como no lo había hecho ningún mandatario venezolano después de Bolívar.
Que el cantante español Alejandro Sanz siga cantando sus ripios, incluso el señor Chávez lo ha invitado para que lo haga olvidándose generosamente que el cantante lo ha tratado de asesino y dictador. ¡Que más apertura pedir! En otros países se interpondrían sendas demandas por difamación. Ojala y si el cantante español se decide ir a Venezuela que escriba buenas canciones como Sabina o Serrat porque Venezuela se merece mucho y es un público exigente, y no recurra al facilismo de los ripios cargados con rimas asonantes herencia de la peor poesía española y mal asimilada de paso. No quisiéramos pensar en el caso de Joaquín y Serrat que el paso de los años los haya hecho adjurar de sus principios, porque hay que ser conscientes que la senilidad arrasa en muchos casos con las mentes mas comprometidas por aquello de las seguridades, sin embargo este desliz que no se compara con firmar una carta para que Posada Carriles sea juzgado en Venezuela por la muerte de tanta gente inocente, no les quitará lo bello de sus canciones y las noches en que nos hicieron soñar sin entender el despertar, pero igual no se puede soslayar que el público sin norte exige su sur, a menos que el mercado saque igualmente ventaja de las utopías y los héroes contraculturales sean inventos de marketing, pero lo que resulta cierto en esta Latinoamérica barroca, exuberante y mágica es que una avenida sin revolución es una “calle melancolía”.
Milson Salgado es escritor hondureño y fiscal contra la corrupción
Puedo perdonar la ingenuidad prolífica del grupo mexicano maná y de paso plagiador de Joan Manuel Serrat y de Silvio Rodríguez. Pero de Joan Manuel Serrat y de Joaquín Sabina no lo entiendo, no lo puedo comprender, me cuesta creer que hayan estampado su firma dándole la razón mediática con las consecuencias funestas que su aceptación general ocasionan, a un cantante de música alienante, dulzona, acaramelada de sin sentido y comercial como ellos bien lo saben. No discriminamos de ningún modo el derecho que da la democracia a cantar y hacer tonterías , pero el pueblo consumidor también tiene el derecho a desintoxicarse, y a no ceder a la alienación cultural en la que nos han postrado por tanto tiempo muchos héroes del entretenimiento , llámeseles actores y cantantes.
A Fito Páez lo entiendo porque hasta Joaquín Sabina sabe de su megalomanía que hizo fracasar una gira latinoamericana con dueto incluido por la pretensión insidiosa de imponerse a un Joaquín que le lleva diez mil leguas de distancia en música y composición literaria. Fito en un acto de soberbia, y de ignorancia manifestó que el presidente Chávez era un dictador anacrónico, pero a él se le tiene que explicar con la paciencia que requiere un párvulo, historia básica y rudimentaria acerca de que los dictadores latinoamericanos que han existido incluyendo a Francisco Franco para no dejar por fuera la abstracción iberoamericana como categoría transcontinental le servían en Bandeja de plata la soberanía económica y política a los Estados Unidos, circunstancia ajena a un presidente que junto a los demás países amigos del cono sur han impulsado una alternativa coherente contra la globalización liberal.
Una situación distinta a la de Páez y Sanz ha sucedido con Sean Pean el famoso actor estadounidense, ganador del Oscar por su actuación en la película río místico quien renunció con hidalguía a su trabajo como columnista en el San Francisco Chronicle porque no le gustó que el periódico calificara a Chávez como Dictador cuando mundialmente se sabe que fue elegido mediante el voto universal y secreto en varias elecciones por el pueblo de Venezuela, y agregó para condimentar su apología: “Ningún dictador pierde una elección”, aludiendo al “no” votado en Venezuela. Actores de Hollywood como Danny Glover, Harry Belafonte, Susan Sarandon y Kevin Spacey estadounidenses de profesión con sus visitas al Presidente Chávez, nos han hecho pensar como lo dice en una canción Serrat: Que “el Sur también existe” conscientes de la decadencia del mundo del norte que paradójicamente y peligrosamente se está apoderando del espacio cultural de la Europa milenaria. Claro está que para la lirica Chávez no es objeto de inspiración puesto que no tiene esa imagen dionisiaca, y sus palabras y sus discursos directos distan mucho de aquella retorica romántica planteada por aquellos héroes revolucionarios latinoamericanos creadores de las sintaxis por donde desfilaron los mejores sueños de la América latina, y que aun hoy se siguen robando el corazón del mundo. Pero lejos de esa visión idílica y romántica, el Chávez mulato venido de las sabanas y los llanos reiterados en los relatos de Rómulo Gallegos ha recuperado poco a poco la soberanía económica muestra de ello es el conflicto con la Exxon, y ha puesto a Venezuela a jugar un papel muy importante en la escena mundial como no lo había hecho ningún mandatario venezolano después de Bolívar.
Que el cantante español Alejandro Sanz siga cantando sus ripios, incluso el señor Chávez lo ha invitado para que lo haga olvidándose generosamente que el cantante lo ha tratado de asesino y dictador. ¡Que más apertura pedir! En otros países se interpondrían sendas demandas por difamación. Ojala y si el cantante español se decide ir a Venezuela que escriba buenas canciones como Sabina o Serrat porque Venezuela se merece mucho y es un público exigente, y no recurra al facilismo de los ripios cargados con rimas asonantes herencia de la peor poesía española y mal asimilada de paso. No quisiéramos pensar en el caso de Joaquín y Serrat que el paso de los años los haya hecho adjurar de sus principios, porque hay que ser conscientes que la senilidad arrasa en muchos casos con las mentes mas comprometidas por aquello de las seguridades, sin embargo este desliz que no se compara con firmar una carta para que Posada Carriles sea juzgado en Venezuela por la muerte de tanta gente inocente, no les quitará lo bello de sus canciones y las noches en que nos hicieron soñar sin entender el despertar, pero igual no se puede soslayar que el público sin norte exige su sur, a menos que el mercado saque igualmente ventaja de las utopías y los héroes contraculturales sean inventos de marketing, pero lo que resulta cierto en esta Latinoamérica barroca, exuberante y mágica es que una avenida sin revolución es una “calle melancolía”.
Milson Salgado es escritor hondureño y fiscal contra la corrupción
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